domingo, 4 de mayo de 2014

El Otro como sujeto de derechos

Nuestro mundo de niños se vuelve complicado en el momento que entendemos que hay “otros”, que no piensan, sienten, aman, odian, creen ni mueren como “nosotros”. Algunos tienen la capacidad de que no se vuelva de esa forma complicado, sino que por esa razón sea rico, diverso, interesante.

Quienes carecen de esta capacidad, suelen tener dificultades con el manejo de “los otros”, y todo lo que consideran “normal”. Sea la invisibilización del sexo lésbico para efectos de protección de enfermedades de transmisión sexual, el avance de grupos conservadores que reducen los derechos de las mujeres, las dificultades legales para que se respeten las opciones de grupos ateos, la imposición de roles de género y el consiguiente matonismo para los que no se conforman con ellos, la lucha por la adopción en parejas del mismo sexo o la aún más invisibilizada lucha de los grupos poliamorosos, más un enorme etcétera, son todas situaciones que para algunos son símbolo de decadencia y para otros de progreso y respeto a la diversidad humana.

Como vivimos todos en sociedad, no nos queda más remedio que ponernos de acuerdo y para eso existe el Derecho.

Como personalmente creo que la interpretación de los derechos debe de ser SIEMPRE hacia su ampliación, creo que el debate debe de trasladarse hacia los EFECTOS que esa interpretación tiene en terceros. Así propongo que nos preguntemos: ¿Qué daño causa en sus derechos y a quién lo causa, el reconocer opciones sexuales diversas, o a los grupos ateos, o los roles de género flexibles o los grupos poliamorosos? Y cuando se habla de “reconocer” significa algo muy sencillo: otorgar exactamente los mismos derechos civiles que tiene la opción tradicional no diversa.

Este es un debate que debemos dar.

Ya estuvo claro que no es sencillo retroceder en Derechos Humanos en este país y eso está muy bien, pero si no se enfoca desde la búsqueda continua de la ampliación de los derechos, esta discusión puede ser secuestrada por grupos específicos. En vez de ampliarse, lo que se hace es crear nuevas categorías reducidas, que es lo que en un principio se deseaba eliminar. Véase la lucha de los grupos que empezaron siendo grupos gay, luego LGTB, luego dos T de transgéneros y transexuales, viene la I por intersexuales…, todo por no abordarlo desde la perspectiva de otorgar LOS MISMOS derechos a todas las personas sin importar sus deseos sexuales de ese día o esa tarde en particular. Las particularidades solo deben de tomarse en cuanta cuando sean la forma de equiparar o garantizar que esa ampliación de derechos podrá ser real.


Mientras no hagamos esto vamos a seguir gastando mucho tiempo en mantener principios en lo que no creemos todos, mientras la situación sigue latente o peor aún, creando una falsa corrección social que no tiene un correspondiente real legal, pero que defenderla da una gran paz de espíritu. Como cuando Bart Simpson dijo: “No podemos criticar gente a la que no conocemos bien. Eso solo lo hacen en Rusia.”

1 comentario:

  1. La lucha por el reconocimiento del Otro-a con los mismos derechos que cada uno reclama para sí, es la lucha de nuestros días y tendrá efectos en múltiples facetas deficitarias de la vida contemporánea

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