Nuestro mundo de niños se vuelve complicado en
el momento que entendemos que hay “otros”,
que no piensan, sienten, aman, odian, creen ni mueren como “nosotros”. Algunos tienen la capacidad
de que no se vuelva de esa forma complicado, sino que por esa razón sea rico,
diverso, interesante.
Quienes carecen de esta capacidad, suelen tener
dificultades con el manejo de “los otros”, y todo lo que consideran “normal”. Sea
la invisibilización del sexo lésbico para efectos de protección de enfermedades
de transmisión sexual, el avance de grupos conservadores que reducen los
derechos de las mujeres, las dificultades legales para que se respeten las
opciones de grupos ateos, la imposición de roles de género y el consiguiente matonismo
para los que no se conforman con ellos, la lucha por la adopción en parejas del
mismo sexo o la aún más invisibilizada lucha de los grupos poliamorosos, más un
enorme etcétera, son todas situaciones que para algunos son símbolo de
decadencia y para otros de progreso y respeto a la diversidad humana.
Como vivimos todos en sociedad, no nos queda más
remedio que ponernos de acuerdo y para eso existe el Derecho.
Como personalmente creo que la interpretación
de los derechos debe de ser SIEMPRE hacia su ampliación, creo que el debate
debe de trasladarse hacia los EFECTOS que esa interpretación tiene en terceros.
Así propongo que nos preguntemos: ¿Qué daño causa en sus derechos y a quién lo
causa, el reconocer opciones sexuales diversas, o a los grupos ateos, o los
roles de género flexibles o los grupos poliamorosos? Y cuando se habla de “reconocer”
significa algo muy sencillo: otorgar exactamente los mismos derechos civiles que
tiene la opción tradicional no diversa.
Este es un debate que debemos dar.
Ya estuvo claro que no es sencillo retroceder
en Derechos Humanos en este país y eso está muy bien, pero si no se enfoca desde
la búsqueda continua de la ampliación de los derechos, esta discusión puede ser
secuestrada por grupos específicos. En vez de ampliarse, lo que se hace es
crear nuevas categorías reducidas, que es lo que en un principio se deseaba
eliminar. Véase la lucha de los grupos que empezaron siendo grupos gay, luego
LGTB, luego dos T de transgéneros y transexuales, viene la I por intersexuales…,
todo por no abordarlo desde la perspectiva de otorgar LOS MISMOS derechos a
todas las personas sin importar sus deseos sexuales de ese día o esa tarde en particular.
Las particularidades solo deben de tomarse en cuanta cuando sean la forma de
equiparar o garantizar que esa ampliación de derechos podrá ser real.
Mientras no hagamos esto vamos a seguir
gastando mucho tiempo en mantener principios en lo que no creemos todos,
mientras la situación sigue latente o peor aún, creando una falsa corrección
social que no tiene un correspondiente real legal, pero que defenderla da una
gran paz de espíritu. Como cuando Bart Simpson dijo: “No podemos criticar gente
a la que no conocemos bien. Eso solo lo hacen en Rusia.”